NOSOTROS SOMOS OTROS
QUIZÁ porque nosotros venimos de otra parte
quizá porque empezamos a ser sin aspavientos
nada tenemos que perder
y por ganarlo
todo
tal vez por eso somos como somos.
FIGURA DEL PENSAMIENTO
AMADA mía
—compartida
con tres o cuatro más
(no somos nadie)—
iba a decirte,
amor, amada mía,
que poesía
eres tú
y al parecer
un poeta muy lívido y romántico
me ha robado los versos
(otra vida será).
Por eso,
amada mía, amor,
escucha mi poema
reducido a estos versos sinecdóticos
que me ahorran el tris de la pupila
azul:
Amada mía
sinécdoque
eres tú.
CONSTATACIÓN DE LOS SOSTENES
LA predecible excitación de tus pezones
constatada
en otras coyunturas semejantes
a la de este autobús
ahora no perceptible
me lleva
a suponer que hoy
prefieres sujetarte los instintos.
NACHMARH
Y para qué contaros
que me despierto a veces en medio de la noche,
los párpados ardiendo, los labios
palpitando como un
oleaje de púrpura.
Abro entonces los ojos apartando las sombras,
las manos
que aún ciñen mi cintura tras el tibio placer
y salto
para buscarla a ella,
amada íntima
superviviente
de los naufragios múltiples del corazón,
último sueño, dulce pesadilla
abominable como
el recuerdo infinito de un amor innombrable.
NORTHUMBERLAND
QUÉ soledad
qué lagos tristes
visitarás
qué lluvias
besarán las ventanas de tus habitaciones
qué cristales helados empañará tu aliento
qué soledad
qué campiñas inmensas recorrerás
qué humedades, qué umbrías
envolverán tu piel en los amaneceres
qué mastines alados perseguirán tus huellas
qué soledad
qué atardeceres grises contemplarás
qué sombras
habitarán los huecos azules de tus sienes
qué dedos vegetales ceñirán tu cintura
qué soledad
qué paisajes de luna transitarás.
HUYE EL TIEMPO
EL tiempo pasará
—recuérdalo—
y tu carne,
hoy rosa y delicada,
beberá historia,
tiernas huellas
dormirán en tu piel
junto a los dedos
que acarician tu cuerpo cada noche.
Serán amor.
Su rastro inevitable
rodeará tu boca siempre hermosa
cargada ya de tiempo y de delicias.
Recuérdalo,
posarán en tu imagen
su huella perceptible pero bella
las caricias que bebes,
los besos
que recibes,
los abrazos
que te buscan el cuerpo marchitable.
GUILHEM DE CABESTANH
Hasta que Guilhem de Cabestanh quedó inmóvil
y los pájaros enmudecieron de súbito.
MANUEL MÚJICA LAÍNEZ, El unicornio.
GUILHEM de Cabestanh, sobre tus labios yertos
deposito este beso fugaz como una sombra.
Loor a los poetas que murieron de amor.
En el lecho abrazaste su cintura desnuda,
sobre sedas ardieron esponsales adúlteros.
Loor a los poetas que murieron de amor.
La oscuridad del aire rasgó la daga dura,
en tu torso cuajaron diez rosas inclementes.
Loor a los poetas que murieron de amor.
El celoso puñal seccionó tus entrañas.
Sirvió tu corazón de incógnito alimento.
Loor a los poetas que murieron de amor.
Qué dulzura sus labios tristemente encendidos,
tu corazón partido los besó nuevamente.
Loor a los poetas que murieron de amor.
Ella murió de horror (¡que el Cielo la recoja!).
Bajo losas dispares vuestros cuerpos se abrazan.
Loor a los poetas que murieron de amor.
APÓLOGO
MERCADILLO en Vitoria
yo caminaba
bajo los soportales
tú no llegabas
tú no llegabas nena
tú no venías
yo me salí a buscarte
cómo llovía
cómo llovía niña
cómo tronaba
como jode la lluvia
por las mañanas
por las mañanas jode
y al mediodía
mercadillo en Vitoria
yo pulmonía.
HIJAS DE LOT
Génesis XIX
CÓMO se aduerme el tiempo habitando estas peñas
un sopor de desierto amortaja los músculos
las horas no transcurren
qué inclemente este sol quemando las montañas
las ovejas transitan entre brezos ardiendo
dime hermana ¿recuerdas el agua que corría
en nuestra vieja casa
el clamor de las gentes los días de mercado
la luz de los portales en las noches de invierno?
qué rumor de preguntas en torno de la hoguera
qué historias increíbles el ciego caminante
que secretos extraños
el fuego y el azufre acabaron con todo
sea el nombre de Dios temido eternamente
cómo se aduerme todo habitando estas peñas
aquí la luz golpea como un puño cerrado
el tiempo no transcurre
¿contemplas esas aves que vuelan en un círculo?
han dado ya mil vueltas pero siguen allí
quizás no busquen nada
quizás busquen el centro de un círculo infinito
tal vez midan el tiempo
el día no parece que vaya a acabar nunca
pero será la noche igualmente infinita
dime hermana ¿tú sabes si Dios lo sabe todo
si penetra en las mentes como el fuego en mi carne?
recuerdo aquella tarde al borde del camino
el sol iba cayendo vi salir las estrellas
hermana ¿tú recuerdas los labios de tu amante?
aquí el viento marchita hasta las sensaciones
cómo se aduerme todo habitando estas peñas
caminan las ovejas entre yerbajos mustios
la vida no transcurre
ni siquiera los ángeles vienen a confortarnos
ahora que tenemos
paz
dime hermana ¿tú sabes qué busca nuestro padre?
¿por qué en estas caverna enterramos la vida?
tal vez en el invierno vayamos a otra parte
quizás estemos muertas cuando llegue el invierno
siento sangre que hierve siento un ansia que quema
siento en la carne llamas que me abrasan la piel
mi amante ha muerto hermana
la vida no transcurre
pero yo sé que todo se ha de apagar un día
¿ves ese sol que empieza a declinar despacio?
el día acaba pero
la muerte es infinita
preservaré esta noche la semilla de Lot.
NACE EL DÍA POR TI
QUÉ suavemente el tiempo te circunda.
Te deja huellas delicadas, besa
tus pómulos, rodea tu cintura,
pone flores de sueño en tu cabeza.
Las horas te acarician con ternura,
el día se adormece en tu cadera,
decae la luz sobre tu piel desnuda,
te platea la luna con pereza.
Se te enreda la edad entre las piernas
y te azula las ingles y te añade
marañas leves de pelusa tierna.
Nace el día por ti, para formarte,
para hacer con las horas tu belleza.
El tiempo te circunda y te complace.
AUTOFAGIA
…nam nihil est quicquam sceleris quo prodeat ultra,
non si demisso se ipse voret capite.
CATULO, LXXXVIII.
Ved cómo se empecinan
sus sexos miserables contra vientres hostiles.
JON JUARISTI, «Lémures»
NI aunque inclinando la cerviz pudiera
—que no puedo—
devorarme a mí mismo
sería tan infame como Mario.
Mide las horas de su angustia el rito
atroz de cada noche:
amar a aquella que aborrece.
¡Miserable ejercicio!
Desventurado amor el de los hombres.
NO HAY LUZ
ES un recurso hipócrita.
La habitación a oscuras evita nuestros ojos.
Somos seres dispares.
Dime,
¿acaso no te turba el ácido vapor
que desprendo?
Lo ignoras,
pero yo no soy yo,
soy algo
potencial y distinto.
¿Qué importa que tus dedos reconozcan mis ingles
si un ortóptero negro habita mis testículos?
Oscuridad,
susurros
inquietantes.
El lento gotear
de un grifo.
Va tentando tu cuello
mi inclemente mandíbula.
El tic tac del reloj.
Mi boca
prefigura el insecto.
ANTAGONÍA
ESE ser que te mira desde el fondo
del espejo fatídico contiene
en su mirada un universo opuesto.
A su víctima busca en su contrario.
En sus cuencas habita un ser distinto:
es humana su piel, es mineral
el aura que desprende, de sus manos
brotan tercos artrópodos insomnes.
Mira la leve sien, la suciedad
que cubre su mandíbula, el azul
aterido reflejo de la piel,
la negra lepra que en su mente hierve.
Nada pervive en él si no es la estéril
conciencia del vacío, el predecible
deseo de extinción, la exacta ausencia.
La compasión no busques en sus ojos,
sólo la muerte encontrarás si miras.
Vuestro final es un deseo unívoco
(pagaréis él y tú pactado precio):
entrelazados os vendrá la muerte.
Fue una guerra civil vuestra existencia.
ANTAGONÍA II
Un mastín enragé, qui de sa dent cruelle
Mord un homme, il luy laisse une image de soy
Quíl voit tousjours en l’eau.
PIERRE DE RONSARD
EN mi cuello se advierten
señales ostensibles.
Hizo de mí su presa
y atravesó mi carne.
En las aguas estancas
me contemplo a mí mismo.
THRILLER
I
VOY a contar la muerte del protagonista.
Quebró su corazón la impasibilidad.
Una calle herrumbrosa
recibió su cadáver.
Lo velaron
sonidos minerales de la noche,
el hedor de un río,
una pared decrépita, un yerbajo.
Al llegar la mañana
no lo veía nadie.
Lo dejaron allí.
II
AQUÍ el lugar del crimen.
Vean
la huella del cadáver pintada sobre el suelo
el rastro de la sangre necesaria.
La violencia
en los rasgos del muerto:
cicatrices
hundidas hasta el alma
flores
cárdenas en la sien
señales perceptibles del vacío.
El paisaje es ajeno
ni un árbol
ni una luz.
Nadie
vio nada.
En el puño el abismo
ni recuerdo
ni tierra
sólo la sangre propia.
Suicidio.
III
EN mí nada repose.
Quede acaso
un conato de labios en mi frente
una señal de amor sobre mis párpados.
Llevadme a algún lugar en donde sufra
eternamente:
un volcán encendido
un lago de tristeza
una sima de mar que me disuelva.
e=m.c2
NO hace falta
un lugar especial
ni siquiera es precisa
una astral conjunción
ni el éxtasis ni el llanto ni la droga
la fe sobra también
y no se necesita iniciación
para el triste experimento
su enseñanza es igual para el necio o el cínico
y su conocimiento no es dichoso
repugna a la razón
y al sentimiento
para su ejecución todo es sencillo
amar
amar con fuerza idéntica
al temblor de la carne
lo amado se desplaza
con lamentable urgencia hacia confines
remotos
se destruye
ESCUALOS
Transita la ciudad como un escualo
Insiste en el lugar del alimento,
Busca raras especies animales.
Urde trampas inútiles, persigue
Rastros indefinibles, hoza flores
Ocultas en jardines invisibles.
Nadie buscó jamás con tanto ahínco.
Blancas horas de insomnio le han dejado
Leves huellas azules en los ojos,
Ángeles tristes pueblan sus pupilas.
No sabe que su mente va minando
Cuantos sueños le impone el corazón.
Otros en su lugar desistirían.
Tan sólo encuentra tiburones blancos.
LA MISMA HISTORIA
Han pasado las horas y las nubes.
En su cerebro flotan todavía
vestigios del alcohol y de la noche.
La resaca, como un tiburón blanco,
desgarra a dentelladas la memoria.
Paseo de borrachos, y la luz
surgiendo en los cristales del Bancaya
como si el sol brotara entre sus muros.
Paseo de borrachos. Y palabras
que hablaron del amor, también del tiempo.
¿Qué quedará después sino el recuerdo
de los besos, la nuca, los abrazos,
un fragor de autobuses, una monja,
el agridulce trance del adiós?
Ya presiente la angustia aunque se calla.
Otra noche vendrá y será distinta
la forma de escribir la misma historia.
Miserable ternura. ¡Cago en Dios!
VETE
ANTES de que la luz irrumpa en este cuarto
Lo negarás de nuevo, amor, lo negarás
Añadiendo ejercicio a la mentira.
Por mí puedes jurarlo, santiguarte,
Ungir tus dedos en la tibia llaga,
Tocarme con los óleos en la boca:
Acabarás negándolo, lo sé.
Mucho tendrás que hacer por convencerme.
Intentarás el viejo truco de comprarme
El alma por un plato de caricias,
Renovarás de nuevo el falso juramento.
Da lo mismo, mi amor, lo negarás
Antes de coronar mi frente con adioses.
COSMOGONÍA
Fulsere quondam candidi tibi soles.
CATULO, VIII.
I
PARA el amor naciste,
no hubo espumas ni conchas,
sólo el fragor de un mundo
hundiéndose en su centro.
En ti concluyó todo.
En ti todo comienza.
II
TÚ no tienes reflejo,
tú te miras
en ti:
ves la infinita
variedad de las formas.
Todo cambia en tu centro.
En ti
descansa todo.
III
NO te rodea nada
porque todo eres tú.
Para servirte existe el universo.
Lo que dejas
perece.
Cuando cierras los ojos
muere el mundo.
IV
TÚ no amas:
existes.
En el girar concéntrico
de tus múltiples átomos
la música
del gozo.
Ser armonía en ti
o ruido, nada.
V
QUÉ lógica te guía?,
¿cuál
es el sentido de tus actos múltiples?,
¿en qué lengua escribiste
las leyes que obedeces?,
¿dónde
ocultaste la fórmula?.
¿Qué buscas?
VI
YO no quiero ser tú.
Deseo ser distinto,
ajeno a tu dominio.
Pero soy tu cometa.
Cuando me acerco a ti
me inflamo en luz.
VII
YO no existo:
te amo.
Hacia ti me conduce
una sólida rienda.
Cuando llego hasta ti
dejo de ser.
VIII
¿DE qué manera ser?,
¿cómo habitarte?
¿De qué modo añadir
el diálogo al amor?
El caos
no responde.
IX
AMOR
que añade
muerte.
X
QUE me libere le odio
de esta atadura firme
o me liberes tú.
Beso tus labios.
XI
VAS a matarme.
Cerrarás tus ojos
de cobalto.
Fría lengua de hielo
me borrará de pronto.
Ser nada
eternamente.
Sin ti
ni la muerte es bastante.
XII
EPÍLOGO
TÚ
vives.
Yo
escribo.
CARPE DIEM
SÉ que debo gozar del breve instante
de la playa
del mar
del agradable clima
que depara el agónico verano
de toda la belleza
de la naturaleza
sé que debo dejar en su tierno costado
tal vez el beso último
y aprovechar la noche
sé que debo abrazarla
lo sé
tal vez si no sintiera
esos ojos de hielo que me azulan la carne
AMÉN
SÓLO por complacerme estalla el sol.
Hierve el agua del mar por complacerme.
Por complacerme las montañas arden.
Triunfa la destrucción por complacerme.
Plantas, volcanes, ríos, animales,
lunas, planetas, astros, universos,
por complacerme se hunden en la nada.
Y ella se va.
Sólo por complacerme.
TRITONES
EN estas aguas
tristes
ejercicios de amor
submarinismo
patético.
Quisiera
que nos helaran lágrimas de metal luminoso
que nos mordiesen peces
que nos ciñeran algas.
Estas pálidas aguas que envenena la luna
son el lecho propicio para encontrar la muerte.
No me dejes ahora.
Tengo miedo al abismo que después del amor
se hace inmenso en tus ojos.
Háblame mírame
añade alguna lógica a estos actos hermosos.
Dame fin bésame.
Cierra mis ojos luego.
En estas aguas torpe
mi corazón se ahoga.
NO ES NADA
I
HE pasado la noche
escupiendo los dientes
sudando sangre alcohol
derramando los ojos
mira hermana mi boca
sabe a frutos podridos
presiento que mañana
vomitaré cristales
II
NOCHE mortal es ésta
reptan tus manos frías
por mi vientre aterido
he vuelto a sentir asco
mirándome al espejo
la luz sucia del alba
me libera del odio
DRY MARTINI
ESTÁ helado el cristal. La luz habita dentro
aunque esperan también las sombras o el recuerdo.
Doce partes de azogue y una luz amarilla.
La corteza y el humo. La amargura. La nada.
También esta noche pasará
SE desgarra la luna en las antenas
y el cristal es escarcha.
Nada
ocurre.
Fumo.
Mi pecho es un volcán.
La cama
un infierno de hielo.
LA VIDA, INEVITABLEMENTE, IMITA AL CINE
Desengañémonos, amigo,
el héroe siempre pierde
y además
una música dulce acompaña al fracaso.
Qué estúpida la lluvia.
Añade el toque hortera imprescindible
para la despedida:
los paraguas abiertos,
los parabrisas húmedos,
el consabido frío que preludia el abrazo.
Nada
que merezca la pena ser filmado.
Y, sin embargo, amigo,
qué sensación tan triste la última mirada.
Sobre el asfalto oscuro
fue más hermosa aún la despedida.
—Tócamela otra vez,
Sam.
BALADA DE AMOR PERDIDO
ella me daba todo
me daba to de viernes a domingo
y de lunes a viernes
do
y casi casi
to y do las noches de los sábados
aunque a las tres sonaban las campanas
sin-to sin-do sin-to
yo me quedaba
y ella se iba casi sin quererlo
y aumentaba la noche
yo acababa
maldiciendo cagándome en la Iglesia
mordiéndome las garras
lamentando mi suerte
porque yo
era muy egoísta
pensaba solamente en el mimismo
y no le daba nada
y ella
nadaba y nadaba a estilo mariposa
o a estilo libre
siempre
dejándose mecer entre las olas
y así ocurrió lo juro
que ella llegó a la orilla de una playa
cansada de nadar
y yo no estaba
aunque tampoco me buscaba a mí
fue así
en la orilla del mar
que todo y nada se acabó de pronto
de domingo a domingo
de año a año
y las campanas siguen despertándome
sin-to sin-do sin-to
como si no
estuviese ya sordo de do
ciego de to
muer
to
ALBA
amanece
la luz del alba es blanca y sucia
hasta que estalla el sol
sobre mi vientre helado
dejas reptar tu lengua
y yo acerco mis dedos a tu nuca
y te aparto estirándote del pelo
gritas
como si hubieras esperado un gesto diferente
el tren
chilla en las vías
entre las chimeneas inmensas de las fábricas
el sol
se eleva matemático
SECRET LOVE, O LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS APLICADAS A LAS VIEJAS NECESIDADES
NO me llames, amor, sabes que esperan
cualquier señal, amor, que nos hagamos
para caer, amor, sobre nosotros.
Utiliza, mi amor, técnicas nuevas:
aros, amor, con humo de pitillos;
flores, amor, dejadas sobre el césped;
versos, amor, en la sección de anuncios.
Amor, si nos vigilan, que trabajen.
Deja miguitas en el suelo, amor;
que me ladre de amor, mi amor, tu perro;
mándame, amor, palomas mensajeras.
Oh, mi amor, utiliza los ardides
que tanto tiempo, amor, costó enseñarte.
Pero si encuentras el momento, amor,
háblame, amor, de amor por zapatófono.
LOBO
OTRA vez es de noche cariño y en la esquina
de tu calle buscando me ha encontrado la luna
y he corrido a esconderme cerca de tu ventana
para verte mirando sola el televisor.
Qué bonita vestida solamente con bragas
y camisita blanca masticando maíz
mientras yo pobre perro olfateo tu rastro
y siento que me crecen los colmillos y el rabo
y se me eriza el vello y me apetece aullar
¡auuú, auuú, auuú! como un lobo emperrado
perra mía contigo carnecita caliente
que te voy a enseñar ven con el lobo bueno
los colmillos las uñas mira cómo me crecen
que te como gatita que te como ñam ñam
SIN SEÑALES DE TI
SIN señales de ti. Te has ido y no
sé si vas a volver. Las horas pasan
como asteroides lentos por mis ojos.
Quizá tu nave esté llegando a Andrómeda
o atravieses las cumbres de Nevada
montada en un caballo color fuego.
Sin señales de ti. Sobre la silla
el teléfono enferma y una nube
de minutos me ataca y no estás tú.
El cielo está más gris, la tele chilla
y se incendia de amor mi frigorífico.
Cacerolas, cuchillos, sacacorchos,
gritan tu nombre y tú te desvaneces
en el agua sin luz de la bañera
gris helada letal donde me ahogo.
ALBA II
AMANECE
un átomo de luz horada la persiana
y anuncia en las tinieblas el horror de otro día
(si hubiésemos quedado
muertos los dos,
dormidos
en el preciso instante
del amor)
pero la luz del día
anuncia la razón
en la cama prolongas
las mentiras del sueño
ya siento al monstruo blanco
lamiéndome los ojos
ENCUENTRO DE CONTRARIOS
I. KARATEKAS
DEJAN los karatekas el pie sobre la cara
del oponente
suena el golpe
como quiebra un cristal
y sobre el rostro estalla un incendio de púrpura
nuestros besos
iguales
patadas secas sobre labios rotos
II. SAMURAIS
BLANCA luna de polvo se refleja en el filo
de la katana
el samurai se mira en ojos enemigos
y su brazo latiga el aire y lo divide
la negra tierra bebe
sangre
tú y yo
sin armas nos herimos
III. ZEN
SOBRE el frío jardín de blanca piedra
amamos nuestros cuerpos
los guijarros taladran nuestras pieles blanquísimas
y nos dibujan símbolos o letras o ideogramas
tras la tela de arroz
el monje nos contempla
en el violento encuentro de contrarios
observa paz
la luna
es del mismo color que nuestros ojos
IV. JARDÍN
SOBRE las aguas frías del estanque
un guijarro
traza líneas concéntricas
hundes tu mano y rompes el efecto
entre tus dedos tiemblan
algas
una serpiente avanza entre las piedras
acaricio tus pechos puntiagudos
y me pierdo en la noche
BLUES
GARRAS negras revienten mis ojos infectados
cuando palpe su cuerpo desnudo y complacido.
Resulto abominable fingiendo que la quiero.
Nunca más el amor volverá a ser hermoso.
TREN
ERA el tren todo trueno y todo noche.
Era la luna un ojo. Era verano.
Era su falda un lío y un reproche
era aquel crucifijo. Era mi mano
leve temblor sobre la blanca plata.
Ella cerró los ojos, dijo: «Besa
a Dios y duerme». Era la luna nata
sobre su pecho, era su boca fresa.
Y yo acerqué mis labios —avanzaba
el tren como un caballo. El algodón
de su braga era blando, me dejaba
humedad en los dedos: tentación
sin vello de la herida. «Diosa mía»
—arranqué el crucifijo. «Dios, Dios mío».
TU MAMÁ ME MIRA
SE ha quedado la tarde detenida
en el balcón radiante de tu pecho.
Mira tu madre campos en barbecho
y tú mis ojos miras, divertida.
El tren raya el paisaje. Y una herida
de luz quema mis ojos al acecho:
elevas tus rodillas y un estrecho
canal entre tu falda se hace huida
hacia el desnudo fruto dividido.
Gira el rostro tu madre y la sorpresa
de mi gesto en sus gafas se refleja.
Te levantas la falda y el prohibido
fruto me muestras. Mi mirada espesa
busca los ojos de tu madre —deja
la luz lenguas de fuego en los cristales—
y acaricias tus ingles mientras ruego
que no aprendan a ver sus ojos ciegos.
SIESTA
TE ha atrapado un sopor de duermevela
sobre la verde hierba y una fina
luz resbala en las plantas e ilumina
entre tus muslos un blancor de tela.
Tienes calor. Tus piernas de canela
abres y el dulce pliegue se adivina
bajo la blanca tela. Mi retina
se vuelve puro fuego. Con cautela
me acerco a ti. Respiras agitada
y abres las piernas más. Mis dedos pasan
bajo el suave tejido y acarician
el delicado surco. Gimes. Nada
quiebra el dulce momento. Se retrasan
mis dedos en tu herida y, suave, inician
la tierna entrada en el caliente hueco.
Jadeas y ardes. Vibra el aire seco
y estalla sobre el campo una tormenta.
DE IMPROVISO LA MUERTE
Es muy triste morirse.
Se va desvaneciendo la alegría del mundo
y pierden poco a poco su interés desmedido
las cosas materiales.
Y en un giro imprevisto,
adquieren importancia gestos inesperados
del pasado lejano
que nunca parecieron relevantes,
las palabras no dichas, las miradas distantes,
los abrazos no dados que como barro seco
se han quedado adheridos al recuerdo.
Parecía la vida
un árbol intrincado repleto de elecciones
como fruta madura al alcance del brazo.
Pero el brazo era corto, la fruta venenosa
y el camino posible era una rama rota
en cuyo extremo seco dormía una serpiente.
El juego va acabando y ni siquiera sabes
si has disfrutado mucho.
Esa enorme serpiente ha alzado la cabeza
y ya clava sus ojos en los tuyos.
ACUÉSTALA ENTRE LÍRIOS
A mi madre, in memoriam.
Lay Her Among the Lilies
James Hadley Chase
Acuéstala entre lirios
que descanse
de esa rueda infernal del pensamiento
circular,
de los rencores ciegos engranados
en un sinfín sin tope y sin propósito.
Acuéstala entre lirios
que acaricien
sus mejillas los pétalos lozanos
y una brisa fragante deposite
en sus labios un beso sin desgarro.
Acuéstala entre lirios
que la noche
deje la plata de un sudario terso
sobre su cuerpo exánime ya frío,
pase los dedos por su pelo blanco.
Que la abrace la noche, que la luz
ya no regrese nunca, que sus ojos
descansen para siempre,
que no sufra,
que no haya un más allá en donde gire
esa rueda infernal que la atormenta.