¿Por qué Podemos quiere constituir cuatro grupos parlamentarios?
La respuesta obvia es que «Podemos» no es un partido, sino una agrupación de diferentes movimientos que se han presentado a las elecciones como un único partido. Sin embargo, «Podemos» es en Valencia «Compromís», en Cataluña «En Comú Podem» y en Galicia «En Marea». Cada uno de estos movimientos quiere tener grupo parlamentario propio para defender la singularidad [sic] de sus propuestas.
¿Si los mensajes son tan diferentes y singulares por qué no se han presentado como partidos distintos?
Para evitar la diferenciación de la marca. Es como si Coca-Cola se vendiera en Galicia como Celta-Cola, en Valencia como Chufa-Cola y en Cataluña como Cava-Cola, perderían penetración, dicho sea sin ánimo de ofender. «Podemos» es una marca reconocida por los ciudadanos mientras que los movimientos sólo tienen reconocimiento local. Si se presentaran por separado a las elecciones obtendrían menos representación que si se presentan unidos. El éxito de «Podemos» ha consistido en agrupar bajo una única candidatura a todos estos movimientos.
Pero entonces, ¿significa esto que la agrupación es sólo nominal y que «Podemos» no puede defender las propuestas de estos movimientos?
Es lo que debe deducirse de las negociaciones, que los movimientos que lo componen no confían en que los portavoces de «Podemos» los representen. Lo mismo suele ocurrirle periódicamente al PSOE, que el PSC demanda grupo propio para defender sus mensajes.
Pero, ¿es sólo una cuestión de defensa de las propuestas?
Nones. El verdadero problema —haga caso del detective, siga siempre el olor del dinero— no está en el artículo 23.2 del Reglamento del Congreso, que dice claramente que en ningún caso pueden constituir Grupo Parlamentario separado Diputados que pertenezcan a un mismo partido sino en el artículo 28 que dice que el Congreso pondrá a disposición de los Grupos Parlamentarios, locales y medios materiales suficientes y les asignará, con cargo a su Presupuesto, una subvención fija idéntica para todos y otra variable en función del número de Diputados de cada uno de ellos. Si no hay grupo no hay subvención, ni portavocía, ni oficina propia, con lo que será imposible pagar al personal al que se quiere contratar.
Entonces, ¿por qué los partidos se «prestan» diputados para formar grupos y luego de formado el grupo los diputados «prestados» vuelven a su grupo propio?
Picaresca hispana, aunque en versión política se la denomina «cortesía parlamentaria». En realidad se saltan el reglamento, que es meridianamente claro, por el forro de sus sillones.
Artículo 23. 1. Los Diputados, en número no inferior a quince, podrán constituirse en Grupo Parlamentario. Podrán también constituirse en Grupo Parlamentario los Diputados de una o varias formaciones políticas que, aun sin reunir dicho mínimo, hubieren obtenido un número de escaños no inferior a cinco y, al menos, el 15 por 100 de los votos correspondientes a las circunscripciones en que hubieren presentado candidatura o el 5 por 100 de los emitidos en el conjunto de la Nación.
Con este «préstamo», los partidos que no han obtenido representación suficiente obtienen la misma subvención fija que el resto de grupos y no se ven obligados a compartir local en el llamado Grupo Mixto, que se forma con los representantes minoritarios.
¿Entonces el reglamento no es válido? ¿Por qué no se cambia? ¿Por qué los partidos participan en este fraude?
El reglamento es perfectamente válido, aunque se podría regular bajando o subiendo los límites (lo que, a su vez, acarrearía ventajas e inconvenientes). Sin embargo, los partidos mayoritarios, que han dispuesto de mayorías absolutas o que podrían cambiarlo simplemente con ponerse de acuerdo, prefieren conservar este mecanismo ya que gracias a los «favores» concedidos (saltándose el reglamento) pueden reclamar otros favores a cambio, sea el apoyo a la investidura, a los presupuestos o a cualquier iniciativa para la que necesiten apoyo. Por su parte, los partidos minoritarios siempre van a depender de que les hagan este «favor», así que están dispuestos a negociar qué favor devolver a cambio. En esto consiste la negociación que se produce estos días.
¿Y por qué «Podemos» no ha conseguido llegar a un acuerdo?
«Podemos» tiene un gran problema: no es un partido, sino un movimiento de intereses diversos en donde se han juntado los restos de la izquierda (h)un(d)ida y una gran amalgama de colectivos, incluidos nacionalistas hasta ahora extraparlamentarios. Para conseguir que el resto de partidos que forman la mesa aceptaran la formación de cuatro grupos deberían «haber llegado a un acuerdo haciendo concesiones» pero, ejem, como en España no existe el verbo «compromise» debido a la ocupación árabe y a la presión secular de la Iglesia Católica, Pablo Iglesias no ha podido ceder en ninguna de las líneas rojas marcadas por los movimientos que componen «Podemos» pese a que estos, a su vez, le exigían grupo propio. Se revela aquí el que va a ser a partir de ahora uno de los grandes problemas de este movimiento, la debilidad de liderazgo por su dificultad para mantener posiciones comunes y poder negociar haciendo cesiones.
Héctor Walter Navarro 19 enero, 2016
¡Bravo, Perro! ¡Te tiro el hueso que te mereces! Gracias a ti entiendo un poco más la política española pese a estar tan lejos.
mikeltoral 19 enero, 2016
Joder! En que compromiso nos pones!